domingo, 6 de agosto de 2017

El "chava" Escudero

Por Jose Alberto López


Pocos aficionados del Atleti saben quién es el máximo goleador de la historia del club, es más, los más jóvenes no habrán oído su nombre, Adrián Escudero. Futbolísticamente conocido como Escudero.

Escudero nació en Madrid el 24 de noviembre de 1927; en el seno de una familia humilde; vive la Guerra Civil en la capital. Murió en la misma ciudad el 7 de marzo de 2011. A lo largo de su vida futbolística con el Atlético marcó 167 goles en 330 partidos. De ellos 150 goles en Liga y 17 en Copa. En su etapa de jugador no existían las competiciones europeas.

Pero, ¿cómo es que Adrián llegó al Atleti?



Era un chico de tipo fino, espigado; con 15 años decía que tenía 18 para poder jugar con los mayores. Los técnicos le cedieron al Mediodía, equipo de la regional madrileña, para que se foguease y adquiriera experiencia. Aparentaba ser tan jovencito que le llamaban “chavalín”, que cuando llego al Atletico se quedó con “el Chava”.

Pronto llama la atención de los técnicos del resto de equipos de la capital. Representantes de varios equipos madrileños se muestran interesados por su situación en el Mediodía. Los técnicos rojiblancos no quieren perderlo, por lo que don Julio, comisario jefe de la estación de Atocha y presidente del Mediodía, recibe un hermoso sobre de manos del presidente atlético; así es recuperado para la institución.


El propio Escudero reconoce que conoció esta historia de boca del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu: “Se me acercó en una comida y, como me había oído en la radio decir que no sabía por qué no había ido al Madrid, me explicó que mi presidente del Mediodía, don Julio,…”

No sólo tiene el registro de ser el máximo goleador en liga del Atlético de Madrid, si no que además marcó el gol numero 1.000 de nuestra participación liguera, el 8 de  marzo de 1953, en el estadio de Balaídos, y de penalti.

Fue entrenador del Atleti. Junto a Juncosa formó dos de las delanteras más famosas, la de seda y la de cristal,… pero eso son historias para otro día.


Jose Alberto López Fernández

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