domingo, 16 de septiembre de 2018

El moderno periodismo deportivo y el "amo y señor de todas las galaxias"

Por Jose Carlos Lopez

Por fin me siento a escribir con la intención de transmitir -espero conseguirlo- lo que llevo pensando largo tiempo. Confieso que antes de atreverme a hacerlo me he autocensurado e impuesto un periodo de análisis y reflexión, en aras a evitar que por el lector que aguante hasta el final de estas líneas se me pueda acusar precisamente de lo mismo que quiero denunciar. En todo caso, ya aviso, yo soy un simple aficionado que escribe para un grupo de aficionados que sienten pasión por lo mismo que yo, y por tanto, hablo desde el corazón, sin que se me pueda exigir una imparcialidad en la interpretación de los hechos que sí debería ser algo inexcusable en quien se dice periodista y hace de comunicar noticias su profesión.

Mi amor al fútbol y al Atleti me lo transmitió mi padre y desde niño crecí a la vera de un ejemplar del As o del Marca. Raro era el día en el que faltaba a la cita con la lectura de la correspondiente crónica de la previa o del postpartido, o con la lectura de los artículos de ilustres periodistas futboleros como Manuel Sarmiento Birba, cuyo entrañable “Del rosa al amarillo” y sus historias sobre el futbol de siempre me hicieron empaparme del anecdotario de este deporte. No niego que por entonces los periodistas no tuvieran sus afinidades personales, pero casi nunca estas les impedían actuar como observadores objetivos de la realidad.


Lamentablemente, desde hace unos años, con la generalización del fútbol televisado de prepago, estamos asistiendo a una desagradable involución en el mundo del periodismo deportivo. No me he caído de un guindo y soy consciente de que las cabeceras dependen de la cuenta de resultados. Las editoriales de prensa, como las empresas audiovisuales, son sociedades mercantiles que solo pueden subsistir dando beneficios. Pero mi queja radica en si realmente no existe otra forma de obtenerlos que la de convertirse en voceros de un determinado equipo (al que, como no quiero incurrir en hacerle la publicidad que yo denuncio, denominaré sencillamente como “el innombrable” o el “amo y señor de todas las galaxias”).

Por habitual, todos los que no somos aficionados de ese equipo, estamos ya acostumbrados a desayunarnos con portadas (o noticias que abren telediarios) en las que un gol de uno de sus “cracks” en un entrenamiento opaca cualquier otra noticia, por importante que sea, ya se trate del título conseguido por un deportista español o del triunfo de otro equipo español en un torneo de verano. De este modo, ávidos de lectores y de ingresos por publicidad, desde el director, pasando por los redactores de todas las secciones al último becario, todos se unen en el esfuerzo común de no dejar que la realidad les prive de una noticia. Y si para ello deben dedicar a los demás el 10% de todas las páginas del número, no dudan en hacerlo. Que sí, que ya sabemos y no lo negamos, que el “amo y señor de todas las galaxias” es el más grande del siglo XX y del XXI, y que los demás jamás tendremos nuestras vitrinas llenas de tanta plata. Pero, si tan poderoso y mediático es, ¿para qué sigue siendo necesario acudir a la “Central Lechera”?

Después de reflexionar creo que tengo la respuesta. Porque mucha parte de esa grandeza es impostada, porque no se sostiene sobre intangibles sino sobre cuentos, leyendas, tópicos que esa lechera blanca se encarga de fomentar. Como crear ídolos donde no los hay (pasando sin rubor del CR7 es mejor que Messi a Modric y hasta Mariano son la releche y deben ganar el próximo Balón de Oro) y torpedear cualquier atisbo de grandeza en los enemigos, reduciendo la presencia mediática de estos a la mínima expresión.

Ejemplos de esta práctica espuria hay miles. ¿Que el equipo rival (nuestro Atleti, pero también a veces el Valencia o el Sevilla) sufre una etapa de crisis? Pues se ponen sus jugadores en el disparadero, con bulos sobre guerras de vestuario, intereses ajenos, etc. Y tranquilos, que, si la realidad no es suficiente para dar amparo a su versión de los hechos, se crea una ad hoc. Un recurso muy manido es colgarle a un equipo rival el sambenito de débil o frágil, tanto deportiva como económicamente hablando (en el fondo, todos lo son ante el “innombrable”, cuya prensa considera que es el más guapo y bonito y que por ello no hay jugador en el mundo que pueda llegar a crack del fútbol que no haya soñado con vestir sus colores). Si eres un equipo pobre, no solo tienes que plegarte ante el rico, venderle a tus cracks, etc, sino que debes hasta darle las gracias porque te pague. Y eso sí, cuidadito con crecer y con aumentar cuota de mercado. No oses competir por su mismo plato de lentejas que, como lo hagas, estarás perdido. Si eres un equipo pobre, lo eres forever and ever, por saeculam saeculorum (o como se diga). Asume tu destino. No pretendas cambiarlo ni salirte de la senda que te marca el periodismo deportivo patrio. Determinismo al poder. Que ya sabemos que el éxito está reservado al “amo y señor de todas las galaxias”.

En consecuencia y resumiendo. Atleti, por lo que a tí te toca, si las cosas te van mal, acepta que deberás desprenderte de tus cracks, ser un segundón y no competir sino limitarte a ver a la distancia los robos (uy, perdón, quise decir las victorias) del “innombrable”. Pero si las cosas te van bien, si tienes la suerte de que cuentas con la bendición de contar con el mejor entrenador del mundo, si además los dirigentes por fin se dan cuenta de que invirtiendo se gana más dinero que luchando por las migajas, en ese caso el batallón mediático al servicio del “innombrable” hará su papel y se encargará de intentar desequilibrarte con todo tipo de bulos, rumores sin sentido, con tal de que no te salgas de la vereda trazada. Porque, Atleti, ¿cómo te atreves a retener al mejor jugador del último mundial y candidato al Balón de Oro? ¿Cómo no fuiste capaz de no hacer lo que te tenía reservado el destino trazado por esa prensa del “régimen”? ¿de dónde vas a sacar tú, pobre de pedir, dinero suficiente para construir un nuevo estadio y además pagar el suelo de esas figuras deseadas por medio mundo? ¿acaso no eres consciente de que estás poniendo en serio peligro el status quo? ¿me obligarás, Atleti, a enseñarte diariamente cual es tú destino? Mira que si te portas mal ya no es que no salgas en portada, es que te reservaré una esquinita en la página 20 de mi histórico periódico. Anda, reflexiona y déjate, y al final de temporada, siéntate con el Ser Superior y véndele a Lucas (pero al bueno, coño, que ya nos la metiste con el hermano malo). O, mejor, haz un pack con Griezmann y Oblak y lárgaselos al PSG, que así, además de evitar que sigáis molestando en España, conseguiréis que la UEFA sancione al equipo francés y que nos venda a Neymar y a Mbappé, que, no ves que han nacido para jugar en el “amo y señor de todas las galaxias”?


Jose Carlos Lopez 
@Jeisielem70  
Socio de @BenditalocuraAt 

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