domingo, 23 de diciembre de 2018

El 4-3 de la temporada 93/94 en el Atleti- Barça

Por Miguel González

Todo aficionado al fútbol considera al club de sus amores como el más único y especial, en el caso de los atléticos hemos vivido tantos episodios rozando el surrealismo -hasta el punto de que Woody Allen hubiera rechazo los guiones por absurdos- que aseverar que en cuanto a rareza y originalidad no nos gana nadie nos sale de forma natural y espontánea.

Este deporte no es una ciencia matemática, no siempre se cumple lo del 2+2=4, pero sí que es cierto que en el largo plazo pocos valores se alejan de la media ponderada. Pues bien, el Atlético de Madrid siempre ha desafiado a la lógica, capaz de lo mejor y lo peor en términos absolutos, ganando por mayoría aplastante el título oficioso de equipo "revientaquinielas".

Sí, se puede decir que nos va la marcha, si ganamos una Liga somos capaces de pinchar en casa con el colista, si bajamos a Segunda asaltamos la banca triunfando en el Bernabéu (dentro de una maldición gitana como locales en los derbis que nos perseguirá 2 decenios).

En el caso que vamos a tratar, por el botín práctico no se igualó tamaña gesta, siempre nos pone más palote ganar al de la acera de enfrente que a sus archienemigos. Pero por las maneras y el contexto estamos ante uno de los partidos más apasionantes y bizarros que haya vivido el club en sus más de 100 años de historia.

Vamos a situar al lector. Retrocedemos al año 93, atrás ha quedado la trigo inflada azucarada "Quinta del Buitre", el Dream Team de Cruyff es una apisonadora a nivel nacional y está considerado el mejor equipo del continente, aunque "sólo" lo haya podido refrendar en una ocasión, todo ello sazonado con un juego exquisito, para los paladares más exigentes, juego directo, de primer toque. Un bloque formado por el núcleo de la selección española pero sobre todo reforzado con extranjeros, por entonces máximo de 4 por equipo, que están entre los 10 mejores del planeta.

Por lo que nos toca somos un equipo en reconstrucción tras una temporada en la que hemos dejado de ser la segunda potencia nacional, ya no queda nada del equipo de Luis que en el 92 bien pudo ganar los 3 títulos gordos que disputó.

Con Jesús Gil en la presidencia la contratación de jugadores no obedece al clásico míster pídame que yo se lo traigo. Nada más lejos de realidad, los proyectos de Gil son compras 3x2 de Carrefour o llévese un Kiko y le regalamos un Quevedo. Un tercio de la plantilla es nueva y pese a que algunas contrataciones apuntan maneras pagamos el peaje de la inadaptación en el primer tramo de la temporada.

Un inicio titubeante que ha hecho que nuestro presi ejerza de Calígula cortando la primera cabeza en la dirección. En Europa no abandonamos nuestro sello de equipo peculiar, una primera eliminatoria ante un equipo escocés en el que milita el que seguramente sea el primer jugador en salir del armario: Fashanu, y la ida de una vuelta ante el OFI sobre la que nos espera un atraco deleznable.

Llegamos a la 9ª jornada del campeonato doméstico, sábado por la noche, Vicente Calderón. Como oponente un equipo que tal es su potencial que tiene que dejar en la caseta al que no tardará en recibir el Balón de Oro (Stoichkov), por entonces un trofeo medianamente serio. Un oponente que impone mucho respeto con futbolistas en el once como Romario, Laudrup o Guardiola.

Vamos a tener que jugarnos los cuartos con gente como Pedro (nombre futbolístico así a secas, como el novio de Heidi), Quevedo o Kosecki, jugador que vino con la etiqueta de nuevo Futre pero será una copia más falsa que las zapatillas del Rastro Mike, Universe o Beebok.

Rueda el esférico, el Barça literalmente se siente como en un entrenamiento en el Mini Estadi. Romario le está haciendo un verdadero traje a Solozábal y de forma periódica y constante nos casca un gol en el 14,24 y 34. Pudo caer alguno más con una madera salvadora y nos vamos al vestuario con el rabo entre las piernas. Como el espía raptado por el enemigo nos sentimos con ganas de tragarnos la pastilla de cianuro para que la tortura termine cuanto antes.

Llueven las almohadillas en la grada, la impaciencia se agota, a muchos seguidores se les pasa la idea de largase a su casa y dejar de pasar frío, los telespectadores estamos en situación similar: ¿Y si le dan morcilla al partido y ponemos Informe Semanal?

Como llevamos en el ADN el masoquismo decidimos aguantar... total, si los 2 puntos se van a perder.

Pero el Dream Team comete un terrible error, algo que hizo que ese equipo "sólo" ganase una Champions y que ante un Madrid Random de Benito Floro las pasase putísimas para ganar la Liga, su talón de Aquiles fue su exceso de confianza. El Atleti está moribundo, sólo hay que darle el golpe de gracia, o bien cansarlo para que muera desangrado o por puro agotamiento.

Fruto de la relajación culé el Atleti comienza con un arreón en plan de perdidos al río y casi de forma inmediata cobra pieza. A los 2 minutos del segundo asalto Kosecki establece el 1-3. Raudo lleva el balón al centro del campo, la imagen no deja de producir cierta sorna porque la remontada sigue pareciendo poco más que un milagro.

El Atleti, que no anda sobrado de talento, es más fe que juego, pero se haya en la fase esa que no tiene nada que perder y se quita todos los complejos iniciales. En el 57 se produce una falta, aparentemente poco peligrosa, nuestros lanzadores, una vez que nos dejó Schuster, comparados con Koeman es como comparar una escopeta de feria con un Winchester.

Pedro va a ejecutar el libre directo, Zubizarreta , que en esos momentos es un portero que si defiende la portería de la selección es por el capricho de Clemente, se la come con patatas. El gol ha sido un verdadero churro, pero lo que cuenta es que el Atleti se ha puesto a un solo gol de la igualada. Un punto en lo práctico poco nos sirve para enderezar nuestro curso liguero, pero dadas las circunstancias de conseguirlo sabría a gloria.

Cruyff, que si bien fue un genio también en la dirección, es asaltado por su típico cagómetro en las situaciones May Day. Retira inmediatamente a su jugador de creación más talentoso, Guardiola, para dar entrada a un viejo conocido, Juan Carlos, pero que dificultará mucho más la conducción azulgrana.

Los nuestros están irreconocibles, una muestra de entrega y coraje que hace que estén tuteando al mejor equipo de Europa, la sensación no es otra que "mamones si jugaseis así todo el año...". El empate se masca, hasta que a poco más de un cuarto de hora de la conclusión Kosecki, en lo que seguramente sea su mejor definición como colchonero, establece la igualada.

La Caldera enloquece, el público está literalmente enajenado, se ha llevado a cabo un imposible, que piten ya porque ese punto nos hace los más felices del mundo, tal felicidad instantánea no se puede superar... o tal vez sí...

Vamos a recordar a los menos boinas verdades que estamos en pleno auge de la Saga Jurassic Park. Steven Spielberg asola los escaparates de las jugueterías con su merchandising.  El Atleti va a emular a los dinosaurios protagonistas de esa primera entrega en el asalto final del combate:

Kosecki va a ser el rapidísimo Velociraptor, López va a emular al Dilofosaurio y si se tercia le soltará un lapo a Romario, y para dar la puntilla Caminero se convertirá en un destructivo Tiranosaurio Rex.

Una vez hemos hincado el diente a nuestra presa queremos más, pese al resultadazo que supone el empate no estamos saciados. Por desgracia sufrimos la expulsión de Pirri y la hazaña ahora sí que parece fuera de órbita, remontarle a este Barcelona con uno menos es ya para despertarse del sueño.

"Cacho" Heredia de modo sensato opta por retirar a Manolo de la delantera y por meter a un jugador de brega como Pizo Gómez. Los catalanes reciben un baño de agua caliente y reaccionan, dándose cuenta de que realmente arrancar los 2 puntos del Calderón es tarea sencilla a poco que se apliquen, tiempo habrá de corregir errores.

Ahora nos toca achicar agua, el Barça aprieta y fruto de ello en las postrimerías del choque se produce un penalti bastante claro sobre Romario que López Nieto decide no señalar, por una vez el del pito nos favorece en choques a cara de perro.

El conjunto catalán ha dejado tan desguarnecida su retaguardia que por simple conducción nos podemos plantar en la portería de Zubizarreta. Kosecki sube la bola en línea recta hasta 3/4s de campo. Hemos retirado al resto de delanteros pero ello va a propiciar que se incorpore al ataque un jugador que, en contra de lo que era el pensamiento general, en espacios abiertos era rapidísimo. No es otro que don José Luis Pérez Caminero.

Al de Leganés le va a quedar el balón franco, llega casi sin oxígeno de la galopada que lleva en el cuerpo, la cruza... y al balón va al fondo de las mallas. 4-3, salta la publicidad y acude a celebrarlo con el Frente Atlético. Se produce en esos momentos en el aficionado colchonero la sensación esa de "me puedo morir tranquilo", a ver quién supera esto. Otros podrán ser más guapos y ricos pero momentos como el que acabamos de vivir justifican una temporada en la que nos iremos de vacío y sufriremos para salvar la categoría.

El partido fue un sábado noche, pero tal fue la que liamos que el lunes por la mañana en el Insti la vikingada no tuvo más remedio que rendirnos pleitesía. Poco duraría la alegría en casa del pobre, no tardaría en llegar otra injusta eliminatoria copera ante ellos. Pero esos instantes con tu enemigo hincando la rodilla y besando tu guante te quedan marcados para siempre.

Lo vivido aquella noche en La Caldera fue un orgasmo deportivo y la confirmación de que el Atlético de Madrid es un equipo ÚNICO.

Hasta la próxima queridos lectores 😊


Miguel González
Autor del "Anuario de un doblete"

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