sábado, 1 de diciembre de 2018

Solamente una vez pagué una entrada en la reventa


Corría el año 1977, y en el Estadio Vicente Calderón, una tarde noche de finales de primavera, en concreto el 1 de junio, más de 70.000 personas se dieron cita en la Ribera del Manzanares para despedir al jugador más querido por la afición rojiblanca, al delantero centro que en una década de vino y rosas se había ganado el respeto de sus compañeros y de sus rivales, a la elegancia personificada en un terreno de juego, al ingeniero del área, a José Eulogio Gárate Ormaechea.

Cuando llegué a las inmediaciones del estadio, la aglomeración de gente era de tal proporción, que me costó trabajo acceder a las taquillas ubicadas en el Fondo Sur. Una vez alcanzado mi propósito me encontré con un cartel que decía “Localidades agotadas”. 

Como era socio del Atleti, desde que me vine a estudiar a Madrid un año antes, jamás había tenido dificultades para acceder al estadio y en ningún momento me había planteado pagar el doble de su precio por una entrada, y más teniendo en cuenta que era un estudiante becado y con pocos recursos. Superado el trance inicial, no tuve duda alguna, tenía que conseguir una entrada como fuera para despedir como él se merecía, al ídolo de mi infancia y adolescencia, al queridísimo Gárate.  

Aquella tarde noche del 1 de junio de 1977, en partido jugado contra una Selección Vasca, el Atleti rendía un merecidísimo homenaje a un jugador que, con el número 9 a la espalda, había marcado una época y que sobre todo se había ganado el cariño de grandes y pequeños.

Vestido de traje y con dos muletas para apoyarse, Gárate salto al terreno de juego del Vicente Calderón para, como capitán del equipo, recibir de manos del Presidente de la Federación Española de Fútbol, la Copa de Campeones de Liga de la temporada 1976/1977, recientemente finalizada. 

Desgraciadamente, esa temporada solamente pudo jugar unos minutos, en el partido disputado en el Vicente Calderón entre el Atleti y el Barcelona, 3-1 fue el resultado final, el día 24 de octubre de 1976. Saltó al campo en el minuto 76 sustituyendo a Rubén Cano, y ya nunca más se volvió a vestir de corto.

Hay que remontarse al 1 de febrero de 1976, donde, en partido televisado, se enfrentaron el Atlético de Madrid, entrenado por Luis, y el Elche, entrenado por Marcel Domingo. Ganó el Atleti 3-0, con gol de Gárate, en el minuto 21, y dos goles de Leiviña. 

En el minuto 12 del partido, una dura entrada del defensa del Elche, Indio, le produjo a Gárate un corte en la rodilla con un taco de aluminio. Gárate tuvo que abandonar el terreno de juego y bajar a los vestuarios para restaurar la herida, volviendo siete minutos después para, lanzándose en plancha, marcar de cabeza el primer gol del partido. Lo que parecía una caricia más, de las muchas que Gárate había sufrido en su gloriosa carrera, sería el principio del fin. 

Gárate finalizó la temporada jugando con normalidad, con alguna molestia en la rodilla a la que no se dio demasiada importancia, hasta tal punto que marcó el gol del triunfo en la final de la Copa del Generalísimo jugada contra el Real Zaragoza en el Santiago Bernabéu, 1-0 fue el resultado final. El gol de cabeza, lanzándose en plancha, marcado a Junquera  fue su último gol con la camiseta del Atleti. En ese partido el defensa Heredia, para no ser menos, también acarició la rodilla de Gárate, quien tuvo que bajar al vestuario para que se le volviera a reparar la maltrecha rodilla.

El caso es que al inicio de la siguiente pretemporada las molestias fueron aumentando y en una exploración el Doctor Ibañez detectó la presencia de un hongo en el interior de la rodilla. Los primeros tratamientos parecía que darían resultado pero desgraciadamente no fue así y todo se complicó, hasta tal punto que cuando, por fin, se consiguió eliminar el hongo, éste ya se había comido la rodilla y Gárate no volvió a jugar al fútbol.

Siempre recordaré al gran José Eulogio, con los brazos levantados, agradeciendo el cariño de todos los que asistimos al Vicente Calderón, aquella tarde noche del 1 de junio de 1977, en la que, por primera, y última vez compré una entrada en la reventa. 




Damián E. Muñoz Flores
Socio @BenditalocuraAt

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