domingo, 18 de noviembre de 2018

Una negra y oscura noche en Esmirna



Corría el año 1967, y el equipo dirigido por Otto Gloria estaba realizando una gran temporada. Después de nueve jornadas, el Atlético de Madrid encabezaba la clasificación con 16 puntos sobre 18 posibles, habiendo ya rendido visita tanto al Nou Camp como al Santiago Bernabéu.

En la Copa de Ferias se había eliminado al Wiener en dieciseisavos de final, con un contundente resultado 2-5 en el Prater, con cuatro goles de Gárate, y 2-1 en el Manzanares con rotaciones en el equipo.

Con unos resultados excelentes y con la moral por las nubes, el 22 de noviembre de 1967, se presentó el Atleti en Esmirna para jugar el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de Ferias. En la ida, jugada en el Estadio del Manzanares, el Atleti había ganado 2-0 al Goztepe, con goles de Gárate y Cardona. Nadie podía imaginar lo que pasaría en suelo turco.

Otto Gloria había formado un equipo muy serio y compacto que apenas encajaba goles, que repetía partido tras partido, y en el que en el centro de la zaga destacaba un jugador de la cantera llamado Martínez Jayo.

Con la baja de Rodri, lesionado en Sevilla, que fue sustituido por San Román, el Atleti saltó al deplorable césped del Alsancak, con Rivilla, Martínez Jayo, Calleja; Glaría, Iglesias; Ufarte, Luis, Gárate, Adelardo y Collar, confiando en pasar la eliminatoria sin demasiados apuros, si bien, en el entrenamiento realizado el día anterior ya se pudo comprobar que los turcos no tenían buenas intenciones y que una encerrona se estaba preparando.

Unos días antes había estallado la crisis greco-turca por Chipre y la presencia de soldados armados hasta los dientes no presagiaba buenos augurios.

Con viento fuerte y baja temperatura, y con los jugadores del Goztepe lanzados al ataque, el Atleti fue pasando los minutos iniciales, pero la noche no pintaba bien. Un árbitro yugoslavo llamado Josip Strmecki se encargaría de perpetrar un atraco en toda regla, permitiendo el juego  duro del Goztepe e impidiendo que el Atleti pudiera jugar en campo contrario. Antes de alcanzar el minuto 15 de partido el Atleti ya pierde por 1-0, al haber sido sancionado con un penalti, por falta cometida fuera del área por Iglesias, y juega con diez jugadores por expulsión de su capitán Enrique Collar.

Antes de la media hora de juego la eliminatoria ya está empatada y los nueve jugadores de campo y San Román resisten como pueden las embestidas turcas. El primer tiempo se alarga ocho minutos pero se llega al descanso con el resultado de 2-0.

En el segundo tiempo el tal Josip Strmecki expulsa a Ufarte en el minuto 66 por protestar un fuera de juego inexistente y la idea de resistir se convierte en un imposible. El centro de la zaga, con Martínez Jayo, Iglesias y Glaría, aguanta con bravura los continuos ataques del Goztepe, pero el árbitro alarga el partido hasta que marque el equipo local. En el minuto 11 del tiempo añadido llega el tercer gol y se da por concluido el partido. En total se han jugado 109 minutos.

Los jugadores atléticos rodean al árbitro pidiéndole explicaciones y sus linieres los golpean con los palos de sus banderines. Martínez Jayo tiene una ceja partida y el Conde Cheles (directivo del Club) recibe un botellazo en la cabeza. 

Tras la vuelta a Madrid, el equipo ya no será el mismo y la temporada se tuerce definitivamente, siendo cesado Otto Gloría como entrenador del equipo y sustituido por Miguel.  

Lo vivido en Esmirna, en una noche negra y oscura, no fue una experiencia positiva pero forjó a una serie de jugadores para gestas mayores, y entre ellos a Jesús Martínez Jayo, quien dejó claro que estaba dispuesto a partirse la cara por su equipo, y que se consolidó en el centro de la defensa a pesar de la competencia del gran Jorge Griffa.



Damián E. Muñoz Flores
Socio @BenditalocuraAt


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