sábado, 8 de julio de 2017

El Atleti y la vida

Por Felipe Sánchez


Mucho se ha escrito ya sobre la idiosincrasia del seguidor atlético, acostumbrado a luchar contra corriente y aferrado a unos valores que van mucho más allá del simple hecho de ganar partidos y títulos. Esto es otra cosa. Como una vez escuché al Cholo, el Atleti es como la vida, se pierde muchas más veces de las que se gana, y lo importante es levantarse después de cada pequeña o gran derrota y seguir trabajando, seguir intentándolo. Como cualquier trabajador padre de familia, que se levanta una mañana tras otra sin esperar ningún premio, pero lleno de orgullo y dignidad. No me extenderé más sobre esta cuestión porque lo que yo pueda expresar al respecto lo han expresado antes muchos otros con más criterio que yo. Pero sí quiero contar una pequeña historia vivida en el verano de hace 3 años. Un pequeño momento que quiero compartir con todos vosotros porque sé que lo vais a entender y apreciar. 

Una mañana cualquiera de un mes de julio, fui a visitar un rato a mi padre, gran atlético y del que he heredado el amor por nuestros colores y por los valores que implican. Después de comentar un poco su estado de salud (en aquellos momentos estaba algo pachucho) y repasar con ilusión renovada los últimos fichajes del equipo (como llevo haciendo cada verano desde que era un niño), me contó una anécdota deliciosa que había visto en la televisión. 


Resulta que una mañana de esa misma semana, cuando saltó el equipo al campo de entrenamiento en Los Ángeles de San Rafael, sobre las 8 en punto, ya había allí un aficionado esperando. Un chaval que debía ser de la edad del mío por aquel entonces, unos 12 años, estaba sentado solo y encogido un poco por el frío, parapetado detrás de sus gafas y con una camiseta de nuestro gran capitán Gabi. El Cholo, al salir al campo, se apercibe de su presencia y sin dudarlo ni un segundo se va hacia donde estaba para hablar con él. "Chaval, pero bueno, si has madrugado más que nosotros!", le dice. Simeone, mucho más que un entrenador, es Atleti en estado puro. Pendiente siempre de cada detalle, de cada momento, de cada sensación, se dio cuenta enseguida de que detrás de ese chico había algo importante.

Resulta que este niño se había levantado de madrugada para venir desde Cartagena y ver a su equipo del alma, y especialmente a su ídolo Gabi. Había pasado toda la noche en el coche con su padre de camino desde su ciudad hasta el lugar de concentración del Atleti. El Cholo, consciente de la situación, le invita y le ayuda para que salte al campo con ellos y así conocer a todos en persona, pero lamenta decirle que Gabi no está en ese momento. También le indica que cuando quiera puede venir al Calderón con su familia para ver un partido del equipo.

Después de pasar un rato con todos, cuando el chaval se está despidiendo del Cholo, alguien le toca en el hombro por detrás. Se da la vuelta y se encuentra frente a frente con Gabi, que había llegado justo en ese momento y al que le habían comentado la historia. El chico, totalmente impactado al ver de repente a su ídolo, se abraza a él con tal cariño y admiración que todos se quedan asombrados. Era como si estuviera abrazando a su propia familia.

Mi padre al contármelo se emocionó profundamente, tanto como se había emocionado antes al verlo por la televisión, y yo no pude sino emocionarme también con él. De hecho, aún me emociono al recordarlo.

Así es el Atleti, como la vida. Inspiración para que un chaval de 12 años tenga como referencia, no al que mete más goles o al más mediático de nuestros jugadores, sino al que más trabaja y al que más equipo hace. Este niño admira al que día tras día refleja los valores que su padre le ha inculcado, y es capaz de pasarse la noche en un coche para conocerle. Y su padre lo entiende y le apoya y le acompaña. Y yo desde aquí les doy las gracias y vuelvo a decir a los cuatro vientos AUPA ATLETI SIEMPRE!

Felipe Sánchez Pérez
Socio de @BenditalocuraAt

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