domingo, 29 de septiembre de 2019

Mi vida como ATLETICO

Soy Jorge Alberto Medina Domínguez, nacido en ciudad de Guatemala, desde muy chico inicio mi afición al fútbol, la situación socioeconómica en mi país nunca ha sido tan favorable, acompañada de la noticia de una enfermedad degenerativa que viene en mis genes. 




En el año de 1990, tuve la oportunidad de conocer un poco el fútbol al vivir la aventura del Mundial de Italia, conocí a los 24 participantes, banderas, ubicaciones geográficas y detalles como las ciudades italianas que albergaban estadios enormes que en mi vida había visto. Fijé mí vista en tres participantes: Argentina, Italia y un equipo al que yo llamé en ese momento “el equipo rojo” en donde jugaba Zubizarreta, Butragueño y Salinas.

Pasó el mundial de 1990, no había oportunidad de tener tv por cable y la televisión nacional inició transmisiones por primera vez en 1992 de ligas como la italiana por Diego Maradona que jugaba para el Napoli y de la española donde jugaba el alemán Shuster y el mexicano Luis García, los cuales curiosamente jugaban para un equipo rojiblanco al cual llamaban “colchoneros”, era un niño y me parecía gracioso el mote, debido a que en mi país colchón era el de mi cama, el cual me gustaba ocupar.




No recuerdo mucho en detalle sobre el partido ni el rival, pero sí del equipo rojiblanco que en ese momento era blanco con franjas grises en donde estaban esos dos jugadores que había visto en las estampillas de mi álbum del mundial, inmediatamente abrí el mismo y busqué a los jugadores que veía en la pantalla de 15 pulgadas y encontré a otro que llamaban Manolo pero sin seguridad porque en la selección española había otro de apellido Sanchís, pero igual lo asocié con el equipo del cual conocí esa mañana como Atlético de Madrid.



Las transmisiones eran esporádicas y no me permitían ver el fútbol de España de forma continua, pero al pasar los años logré tener acceso a tv por cable en donde experimenté y conocí más sobre el mundo, sus países y sobretodo, el fútbol que veía tan diferente al de mí amada Guatemala.
Al entrar a mi adolescencia y con ésta el mundial de Estados Unidos 94, mi enfermedad visual deterioró más mi entorno, no pude jugar más al fútbol y me dediqué a mis estudios sin dejar de observar el fútbol, tuve el privilegio de ver a la selección de Luis Enrique, Pérez Caminero y Kiko, estaba más consciente y disfrutaba más el fútbol, vía los partidos de la roja española,  de Argentina de Maradona, Caniggia, Simeone y Brasil de Romario, Bebeto, Jorginho y Cafú.
Para ese mundial, seguí los partidos de la roja hasta su eliminación y más impresionante la agresión de Tassoti a Luis Enrique.


https://scontent.fgua3-2.fna.fbcdn.net/v/t1.15752-9/46450832_321072651813986_8124512711531823104_n.jpg?_nc_cat=103&_nc_ht=scontent.fgua3-2.fna&oh=37f0d0d72b9332ca4fad3519bd50c2d1&oe=5CA77ED7Pasó el tiempo, vi a un Atlético de Madrid por televisión a color, el cual siguió llamando mi atención ya que entre sus jugadores estaba el argentino Simeone al cual apodaban “el cholo”, Caminero y Kiko, no fue mucho lo que vi, pero bastó para afianzar mi gusto por seguir viendo en ocasiones al equipo que jugaba en el Vicente Calderón al cual yo llamaba “Chente”.  Se llegó el mundial de Francia 98, mi último año de mi carrera de Maestro de Educación Primaria Urbana en donde se me hizo difícil ver mucho a la roja española.  Se vino el mundial en Corea y Japón 2002, por los horarios no pude ver mucho ya que los partidos fueron de madrugada. En el transcurso del tiempo, pasaron los mundiales de Alemania 2006 hasta llegar al 2010, sentí la curiosidad de ver a la roja que en su inicio no daba a sospechar lo que lograría, ganó el Mundial y yo lo celebré como si fuera Guatemala el que lo ganara, me gustó mucho lo hecho por los españoles y derivaría a la transmisión total de la Liga Española y sus detalles.


Siguió el tiempo y fijé más atención en mi Atlético, las Europa League ganadas, las supercopas europeas que celebré y más esa liga que ganamos con gol de Godín en un estadio y rival que del cual no recuerdo quien era. Hubo ocasiones que me tocó sufrir  las dos finales de Champions League perdidas contra otro rival del cual tampoco recuerdo quien era.  Al final mi corazón fue todo para mis colchoneros por los cuales he reído, gozado, llorado, convirtiéndose en mí en una más de mis necesidades y en un sentimiento que nunca acabará, y desde mi habitación me transporto al Metropolitano para verlos jugar.

Tengo un equipo en el lugar donde vivo, San Rafael 3, el cual lleva como nombre Atlético Tres FC, obviamente en homenaje al sentimiento que siento por mi Atleti y por el lugar donde vivo, Colonia San Rafael 3, en ciudad de Guatemala, el cual inició en 2015 con un grupo de niños, entre ellos mi sobrino Ángel Medina por el cual lo inicié y se convirtió en un equipo con identidad, que ha tenido en sus filas a niños y ahora jóvenes que han dejado drogas y pandillas, gracias al deporte y a los cuales se les trata de inculcar valores y enseñanzas al estilo de un verdadero atlético, con responsabilidad y respeto, con hermandad y solidaridad, y con el objetivo de ser una persona productiva con visión y misión de un mejor futuro. 

Gracias a mi Atleti, logré conocer a personas valiosas, curiosamente lejos y a las cuales no he visto nunca pero las siento ahora parte de mi vida, mi nueva Familia llamada Peña Atlética “Bendita Locura”, de la cual tengo el privilegio de ser parte y la cual ha proveído de equipación al Atleti guatemalteco, el cual portará y representará al gran Atlético de Madrid en Guatemala y ante el mundo.




Saludos colchoneros de España y del mundo, soy Jorge, el colchonero más atlético del continente americano.

¡Aúpa Atleti! ¡Aúpa Atleti Tres! 






Jorge Medina Domínguez


domingo, 8 de septiembre de 2019

Eliminatoria de Copa: Atleti - Barcelona 94/95

Que el Atlético de Madrid es un equipo revienta guiones es un hecho indiscutible, capaz de lo mejor y de lo peor, pero hubo una eliminatoria de Copa del Rey que en surrealismo y bizarrismo quedaría descartada como argumento de novela de Stephen King.

Retrocedemos a febrero del 95. Venimos de firmar una temporada liguera previa muy May-Day y en esta nueva campaña el rumbo sigue por los mismos derroteros. Desastroso arranque liguero, sin jugar competición europea y en la Copa nos queda el único "caramelo".

Por mor de la no clasificación europea hemos tenido que disputar dos eliminatorias previas. El bombo ha sido caprichoso y nos ha emparejado con equipos canarios, a los que en la Caldera se les dedicará un cariñoso "adiós, africano adiós".

En la tercera ronda entran en liza todos los equipos y sin apenas segundas los chollos se han terminado. Y zas, la primera en la frente: nos toca el Barça de Cruyff, su primera temporada post Dream Team, una sombra de lo que fueron, pero parten como claros favoritos.

La década de los 90 deparó unos Atleti-Barça absolutamente destroyer y este duelo será fiel a esa tradición.

Empieza adelantándose el Barça con gol de Abelardo pero minutos más tarde Caminero ejecuta una genialidad y consigue penalti y expulsión de Lopetegui, siempre presente su poder gafador en el gafe minuto 13. Simeone lo transforma y nos queda un Nou Camp que se convierte en una autopista alemana de libre velocidad en la que los indios masacran a los culés.

Estos duelos eran tan singulares que delanteros negados al gol tenían su inspiración en este partido concreto. Si en la anterior campaña fue Kosecki en este encuentro el Tren Valencia va a mostrar una pegada poderosa. El marcador final es de 1-4 y parece que el pase a cuartos, con el camino limpio de grandes, es un hecho.

Pero si un equipo del planeta es capaz de complicarse con una eliminatoria de 1-4 en la ida es el Atleti. La vuelta acontece una semana después y parto al Calderón con unos amigos. Lo que presenciamos es un partido de fútbol de psiquiátrico.


Stoichkov, con cantos de sirena para que se venga a nuestro club, nos vuelve a acribillar. Se producen nada menos que 4 penaltis, ellos anotan los suyos, nosotros erramos ambos, a Simeone se le sale el hombro y es sustituido, Caminero vuelve a marcar contra su equipo talismán, y finalmente cuando queda media hora de eliminatoria nos encontramos con el siguiente panorama: 1-3 y con un jugador menos, de modo que si el Barça vuelve a marcar nos iremos a la prórroga en inferioridad numérica. Abel termina siendo expulsado y terminamos jugando en 9 contra 11 en un contexto en el que un gol del Barça habría sido de oro porque la prórroga con 2 futbolistas menos no se habría aguantado.

Achicando más agua que en el Titanic se consigue el pase a la siguiente ronda, juro no haber resoplado tanto de alivio en mi vida ante lo que podía haber sido.

Pese a la pintada de cara por parte culé la Caldera rebosa de felicidad. En el metro, de los botes que se pegan, el vagón da la sensación de llegar a inclinarse; en las portadas de la prensa deportiva asomará un Abel emulando a Rocky que reclama a su añorada Adrian. Lo que iba a ser puro trámite se convirtió en una pesadilla con final feliz.

Se puede superar en sufrimiento un 1-4 en una ida?

Miguel Gonzalez
Twitter: @gzlz11
Autor del "Anuario de un Doblete"