lunes, 21 de agosto de 2017

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La Peña Bendita Locura está abierta a la incorporación de nuevos socios. Con el comienzo de la temporada, abrimos un periodo de nuevas inscripciones para los aficionados atléticos que lo deseen. 

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domingo, 13 de agosto de 2017

¡Felicidades, Marcelino!



Tal día como hoy del año 1955 nació en Sabadell Marcelino Pérez Ayllón, el que fuera jugador de “raza” del Atlético de Madrid. La peña Bendita Locura a través de estas líneas quiere rendir homenaje al que fue, es y será, ídolo y ejemplo a seguir de la afición atlética. Gracias a su amabilidad, la Peña ha tenido el placer de hablar con el gran Marcelino, quién con mucho gusto nos ha brindado unas palabras.

Marcelino empezó vendiendo pipas y recogiendo pelotas en el campo de la Nova Creu Alta, donde ya era aficionado al fútbol comenzando a jugar en el equipo de su tierra natal, el "Gimnástico Mercantil", desde los 11 a los 13 años. Pasó a jugar posteriormente en las categorías inferiores del Sabadell, hasta llegar al primer equipo vallesano  en el año 1972, fecha en la que, gracias a la remuneración que recibía en segunda división, pudo dejar su trabajo de peón de albañil. Nos cuenta que en esa época (cuando el Atlético de Madrid visitaba Sabadell para jugar algún partido), recuerda haber pedido autógrafos a sus ídolos de los cromos: Luis Aragonés, Adelardo, Gárate, Irureta, etc.


Siendo ya jugador del Sabadell fue internacional juvenil con la Selección Española (llegando a ser el jugador que más veces fue internacional como juvenil) Allí es donde se fijó en él uno de los grandes: el Atlético de Madrid. De esa época recuerda una anécdota: estando en el aeropuerto del Prat para tomar el vuelo a Madrid e ir directo a las oficinas del Atleti de la calle Barquillo para firmar con el club de sus ídolos, llegó un directivo del fútbol base del FC Barcelona que, a sabiendas de la oferta que le había hecho el Atlético de Madrid, le dijo “vente para la Masía que te damos el doble” (el Atleti le ofreció 11 millones al Sabadell por el fichaje y el Barcelona le quiso fichar por 22). A esto Marcelino le respondió, “Me estáis viendo y me conocéis desde pequeño y no me habéis hecho caso y ahora que me voy a Madrid os fijáis en mí… pues yo me voy al At. Madrid y punto”, le espetó al mandatario. Marcelino tomó ese avión solo, dejando a su familia atrás y se vino a Madrid, no sin antes decirle a su padre: “Papá me voy a Madrid a triunfar” a lo que su padre le contestó, “Tú, nene, si no estás bien en Madrid, coges y te vienes y no pasa nada”.



Al llegar a Madrid, todo le resultó impresionante, por la gente con la que se rodeó y lo bien que le trataban y no sólo se formó como jugador sino que se forjó como hombre, esto dicho con sus propias palabras: “El Atlético de Madrid me enseñó a ser hombre”. Fue entonces cuando adquirió su carácter firme, su propósito de querer hacer bien las cosas. Los inicios no fueron fáciles porque estuvo casi un año y medio esperando a su oportunidad Al principio no jugaba con regularidad (era la época que en su puesto jugaba Paco Melo y en ocasiones "Panadero" Díaz) y su carrera dio un vuelco en el momento en que aprovechó la ocasión de demostrar la calidad futbolística que atesoraba.

En cuanto a la Selección Española debutó en su propia casa, en el Estadio Vicente Calderón. Fueron unos pocos minutos ante Rumanía el año 1977 ganando por 2-0 en un partido de clasificación para el Mundial de Argentina de 1978, pero la emoción que supuso jugar en casa con la camiseta de la Selección Española para él fue indescriptible.

Nos cuenta Marcelino otra anécdota: en una jugada en la que estaba en el lateral derecho en la primera época de Luis Aragonés cómo técnico, quiso subir por la banda derecha y Luis le espetó: “Señor Marcelino, ¿qué le he dicho?... ¡usted se queda ahí!". Eran tiempos en los que aún no era costumbre que los defensas subieran al ataque, pero la gente que estaba en la banda detrás del banquillo le gritaba: "¡Marcelino sube! ¡Marcelino sube!" Él se veía con fuerzas y con ganas  y en un momento dado y le dijo a un compañero de equipo: "Tú mándamela al área, mándamela al área", dribló a algún rival, se internó en el área, saltó de cabeza, volvió a coger el balón que le enviaron y... ¡gooool! Lo marcó Marcelino y se dirigió a Luis para decirle "¿y ahora qué?", a lo que el mítico Zapatones le contestó "¡Muy bien, de puta madre, muy bien, fenomenal esa jugada!". De esta forma le demostró a Luis que podía subir por la banda, que los defensas no sólo tenían la capacidad de defender sino que también en ocasiones podían atacar.

Como hemos mencionado, en aquella época los que hoy definimos como carrileros no eran muy habituales y él fue uno de los pioneros en iniciar ese estilo de defensa con proyección ofensiva. En su carrera le tocó defender a grandes leyendas del fútbol, como Cruyff, Maradona, Heynckes y muchos otros.

En un partido concreto contra el Barcelona, Maradona le felicitó al final de un partido por el marcaje que le había hecho. Actualmente Marcelino mantiene contacto con muchos de sus amigos y excompañeros y tiene mucha relación con las peñas del club, acudiendo allá donde le llaman para contar sus experiencias y anécdotas vividas

Respecto del nuevo estadio, que ha tenido ocasión de visitar hace unas pocas semanas junto con otros exjugadores, nos comenta que es un campo de primera categoría, número uno en Europa, un “Campazo”, acorde a nivel y categoría que se merece el club Atlético de Madrid.


Nos habló Marcelino de la afición del Atlético de Madrid, de lo importante que es, cosa que sabemos, pero que él valora como el mayor activo del club y como sigue comprobando en sus visitas a las peñas del Club. Nosotros lo sabemos, pues siempre que puede está con nuestra Bendita Locura y participa de todo lo que organizamos, desde los tiempos de las previas del Calderón.


En resumen. una vida dedicada al fútbol, agradecido a su Club, que es el nuestro también, y a sus gentes.

Hoy que cumples un año más, Marcelino llevando al Atleti en tu corazón, muchas FELICIDADES, siempre estarás con nosotros. Genio y Figura Marcelino Pérez Ayllón.

domingo, 6 de agosto de 2017

El "chava" Escudero

Por Jose Alberto López


Pocos aficionados del Atleti saben quién es el máximo goleador de la historia del club, es más, los más jóvenes no habrán oído su nombre, Adrián Escudero. Futbolísticamente conocido como Escudero.

Escudero nació en Madrid el 24 de noviembre de 1927; en el seno de una familia humilde; vive la Guerra Civil en la capital. Murió en la misma ciudad el 7 de marzo de 2011. A lo largo de su vida futbolística con el Atlético marcó 167 goles en 330 partidos. De ellos 150 goles en Liga y 17 en Copa. En su etapa de jugador no existían las competiciones europeas.

Pero, ¿cómo es que Adrián llegó al Atleti?



Era un chico de tipo fino, espigado; con 15 años decía que tenía 18 para poder jugar con los mayores. Los técnicos le cedieron al Mediodía, equipo de la regional madrileña, para que se foguease y adquiriera experiencia. Aparentaba ser tan jovencito que le llamaban “chavalín”, que cuando llego al Atletico se quedó con “el Chava”.

Pronto llama la atención de los técnicos del resto de equipos de la capital. Representantes de varios equipos madrileños se muestran interesados por su situación en el Mediodía. Los técnicos rojiblancos no quieren perderlo, por lo que don Julio, comisario jefe de la estación de Atocha y presidente del Mediodía, recibe un hermoso sobre de manos del presidente atlético; así es recuperado para la institución.


El propio Escudero reconoce que conoció esta historia de boca del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu: “Se me acercó en una comida y, como me había oído en la radio decir que no sabía por qué no había ido al Madrid, me explicó que mi presidente del Mediodía, don Julio,…”

No sólo tiene el registro de ser el máximo goleador en liga del Atlético de Madrid, si no que además marcó el gol numero 1.000 de nuestra participación liguera, el 8 de  marzo de 1953, en el estadio de Balaídos, y de penalti.

Fue entrenador del Atleti. Junto a Juncosa formó dos de las delanteras más famosas, la de seda y la de cristal,… pero eso son historias para otro día.


Jose Alberto López Fernández