sábado, 27 de mayo de 2017

Siempre será mi estadio

Por Dory Abad


Yo soy del Atlético de Madrid, tengo la misma edad que el Vicente Calderón.

Entre mi padre y mi madre y unos cuantos amigos más me tenían que callar, por que no veas que pulmones tenía en aquella época. Mi madre tranquilamente me podía dar la teta en el campo, que nadie se escandalizaba, no como ahora, que ven una teta y es como si no hubiesen visto nunca ninguna; es increíble y encima la señora que la está dando lo pasa fatal porque todo el mundo la mira como si en vez de dar el pecho estuviera haciendo un striptease. ¡Qué pecao!

Bueno, con esto quiero deciros que en ese estadio he pasado los momentos más bonitos y emocionantes de mi vida. En ese estadio me salieron los dientes, para poder comerme todo tipo de manjares que se compartían entre los jefes indios, unas ristras de chorizo para empezar bien el partido, regado con un buen vino y un queso curado, que se te saltaban las lágrimas, ah y el pan que no falte, en abundancia, que no faltara la cervecita fresquita, fresquita... y no penséis que porque estuvieran comiendo y bebiendo se iban a perder ripio del partido, que vaaaa, todavía veían mejor las jugadas y si era gol lo celebraban con una alegría, que los Atléticos de buen saber seguimos celebrando aunque estemos de camino al aseo... ¡si es que tenemos una intuición general que eso no se ha perdido con las generaciones!



Y esos puros que pasaban de mano en mano hasta que llegaban al último de la fila y se terminaba la caja, que parecía que los tuvieran contados, pero que va, es que siempre les salía la cuenta justa, aunque alguno no fumara ese día, en aquella época nos gustaba el olor y humo de los puros, sin asombros, con naturalidad.

¡Y dicen que ahora vivimos mejor que antes! Ni antes, ni ahora, ni nunca, cambio yo esos años por los de ahora, cuando salíamos fuera del campo y nos tirábamos comentando las jugadas otros 90 minutos más aunque el último autobús saliera a las 9. Ya se solucionaría de alguna manera pero sin nervios, tranquilamente.

Todo y todos hemos cambiado mucho, pero lo que yo quiero decir, es que para mí el Vicente Calderón es y seguirá siendo mi segunda casa y, aunque no lo vea físicamente, para mi seguirá estando ahí, por que hay cosas en esta vida que se te quedan grabadas a fuego en el corazón, y ese eres tú, que tienes alma para todos los atléticos de bien ¡que lo somos casi todos!

Jamás te olvidaremos

Para el que siempre será mi estadio,

Dory Abad

jueves, 25 de mayo de 2017

Carta al míster

Por Ángeles Ortiz


Querido y admirado, Diego Pablo Simeone:

Soy una de las innumerables admiradoras de tu filosofía de trabajo en mi amadísimo Atlético de Madrid. Comencé a fijarme en vosotros gracias a miembros de mi familia observando su pasión y enseguida supe que ahí había algo grande. En ese momento decidí que quería ser rojiblanca

En aquel momento era, y aún lo sigue siendo, un honor "sentirse atlética" y te aseguro que es un orgullo llevar ese título por donde quiera que voy. Cuando me presento, lo hago de la siguiente manera: "española, madrileña, un poquito rebelde y muy atlética".

Ahora que ya tienes algunos datos de mi perfil, paso a contarte el motivo de esta carta:

Dejando al margen los momentos en que disfrutamos del juego de los nuestros, lo que más me impresiona de ti es la forma en la que diriges los entrenamientos y partidos, tratando de inculcar no sólo tus conocimientos, sino también valores a cada miembro de la plantilla



No es fácil trasmitir, como tú y tu equipo hacéis (no quiero olvidarme del "profe" Ortega ni del gran Germán Burgos), valores como el sentido del honor, la  unidad del grupo, la autoestima y la necesidad de estar preparados en todo momento, no solo en el aspecto físico, sino también en la vertiente humana y social. Has convertido el fútbol en una escuela de aprendizaje en el que todos y cada uno de sus miembros, se sienten parte del grupo. Tu manera de ser imprime carácter y cuando los jugadores llevan un tiempo con vosotros, algo cambia en ellos.

Eres capaz, además, de moldear sus aptitudes, creando una piña firme, compacta, "todo terreno", capaz de luchar contra viento y marea. Guerreros implacables que, vayan donde vayan, llevan grabado el, permíteme que lo denomine así, "Cholo-sello".

Gracias, muchas gracias, por conseguir algo tan completo y pedagógico: ser espejo en el que se miran niños y jóvenes entusiasmados, que tanto admiran vuestra manera de actuar, y que necesitan de modelos que den ejemplo como el que vosotros dais. Eres el alma de esta empresa que hará  historia como icono de aprendizaje en valores.

Gracias de nuevo, míster. Un fuerte abrazo desde este corazón atlético,

Ángeles Ortiz

martes, 23 de mayo de 2017

El sábado 17 de junio vamos a celebrar la tradicional comida de verano de nuestro chat/peña Bendita Locura, que se enmarca como uno de los encuentros tradicionales establecidos por la Peña a lo largo de la temporada.

Tendrá lugar a las 14:30 h. en la "Pizzeria Regina", situada en la Avd. de Santander, en la Playa de San Juan de Alicante.


Para esta ocasión se han establecido precios especiales, con un descuento del 50% en el AVE, para todos los que se desplacen al evento desde Madrid .

Podrán asistir todos los componentes del chat/peña que lo deseen, amigos y simpatizantes, previa reserva de plaza, enviando confirmación por mensaje al 667 487 039 (Andrés).

Será sin duda una jornada inolvidable de sentimiento atlético, con regalos y sorpresas. Sólo se requiere a los asistentes que vengan con indumentaria atlética o rojiblanca y muchas , muchas ganas de divertirse y pasarlo bien. ¡AÚPA ATLETI!

domingo, 21 de mayo de 2017

¡Hasta siempre Estadio Vicente Calderón!


Por Miguel Ángel Muñoz


Nací nueve días después de que nuestro Atleti de Madrid se proclamase Campeón de la Liga de la temporada 50/51 en Sevilla con un gol del mítico Larbi Ben Barek.

Helenio Herrera entrenaba entonces a los Marcel Domingo, Tinte, Mujica, Carlsson, Silva, Juncosa, Escudero, Aparicio, Hernández, Miguel…

Mi padre, Eugenio Muñoz, que ahora nos acompaña en los partidos del Atleti desde el denominado “Tercer Anfiteatro”, junto a unos amigos, fundó la Peña Atlético de Madrid de Manzanares (Ciudad Real), la Decana de todas las peñas de la Mancha y del resto de provincias españolas, en enero de 1952. A los nueve meses de vida ya estaba afiliado al equipo que marcaría toda mi existencia, a través de la Peña de mi pueblo.

En septiembre de 1957, en un viaje de la Peña, vine con mi padre, por primera vez a Madrid, al Stadium Metropolitano, al encuentro contra el Athletic de Bilbao. Con tres goles de nuestros Miguel, Agustín y Collar, derrotamos a nuestros “hermanos” rojiblancos vascos.

Ese fue el único partido que tuve la oportunidad de presenciar en el Estadio Metropolitano de la ciudad universitaria, desaparecido en 1966. Ni una sola placa municipal recuerda que allí hubo pasión rojiblanca durante, nada menos que, 43 años. ¡No han tenido tiempo!

Mis recuerdos de los Pazos, Callejo, Heriberto Herrera, Peiró, Collar, Escudero, ….de aquel entonces, son más por los cromos de las colecciones que motivaban la ilusión de los niños, que por los recuerdos reales de aquella tarde, pero a quien no he olvidado nunca, es al famoso actor de “Recluta con Niño”, José Luis Ozores, sentado en unos asientos próximos a nuestras localidades de aquella tarde.



Qué ilusión tan grande sentía, lo recuerdo perfectamente, cuando por la noche regresábamos al pueblo con una bolsa de cacahuetes dobles y triples para compartir al día siguiente con los amigos del Colegio. ¡Qué hermosos recuerdos!

En septiembre de 1968, ya estudiante en Madrid, me hice Socio del Club Atlético de Madrid, en las oficinas que el Club tenía en la calle Barquillo esquina a Prim; me correspondió el número 26.427.

Aquel año, Miguel entrenaba a los Rodri, Zubiarraín, San Román, Isacio Calleja, Griffa, Jesús Martínez Jayo, Cobo, Melo, Eusebio, Irureta, Ufarte, Luis Aragonés, Adelardo, Gárate y Enrique Collar, entre otros, en el Estadio del Manzanares.

Hoy, 21 de Mayo de 2017, cincuenta años después, con mi carnet de socio abonado número 595, y con el corazón encogido, estoy preparado para asistir al último encuentro oficial de nuestro Glorioso Atlético de Madrid en el Estadio Vicente Calderón, de nuevo contra nuestros “hermanos” rojiblancos vascos del Athletic Club.



El “Cholo” Simeone dirige, entrena y motiva; el “Mono” Burgos, coordina; el “Profe” Ortega cuida de la puesta a punto; Gaby es nuestro “Gran Capitán”; Koke es todo pundonor; Juanfran es coraje y corazón, sin límite; Saúl, es  presente y futuro; Torres es nuestro “Niño” convertido en pasión; a Oblik - Oblak cada día lo queremos más; un “principito francés” llamado Antoine Griezmann, hace nuestras delicias; Thomas es osado y efectivo; y a Godín, Giménez, Filipe Luis, Savic, Lucas, Moyá, “consonantes” Vrsaljko, Tiago, Augusto, Gameiro, Correa, Carrasco, Gaitán, Moreira y Cerci les llevamos en el alma como parte de nosotros mismos.



Orgulloso de ser como somos, luzco hoy una camiseta con un expresivo “Hasta Siempre Estadio Vicente Calderón” para fotografiarme con mis amigos del Chat Siglo XXI creado por el Magistrado Vicente Magro Servet, preludio de la Peña Bendita Locura que nos acoge, delante del Bar El Doblete, como en tantas citas anteriores. A los 171 miembros de ésta “apasionada locura”, mi afecto y amistad y un fuerte abrazo para todos, pero permitirme  que lo haga muy especial para Carlos Peña, Marcelino, Antonio Llarandi, Cachadiñas, Salcedo, Pedraza, Melo, Quique Ramos, Rubio y Julio Orozco, por todo lo que significan para este loco apasionado de nuestro Glorioso Atlético de Madrid.


¡Ah!, y para terminar, aún me quedan fuerzas para gritar con rotundidad “EL ESCUDO NO SE TOCA”. 

Miguel Ángel Muñoz Flores.
Socio Abonado 595 del Club Atlético de Madrid

sábado, 20 de mayo de 2017

Mis recuerdos del Calderón

Por Francisco Leal


Ahora que el Atleti está a punto de vivir uno de esos cambios que marcan el final de una época y el inicio de otra pasando del viejo Vicente Calderón al Nuevo Metropolitano, son muchos los recuerdos que rememoramos los atléticos. Lo primero que nos viene a la cabeza son los momentos felices que allí hemos vivido, algunos de ellos bien recientes, dado que el club de nuestros amores atraviesa en la actualidad una de las épocas más brillantes de su historia.

Pero un cambio de casa nos permite también evocar tiempos pasados, en ocasiones pretéritos, asociados a nuestros recuerdos de la infancia, al inicio de nuestra pasión rojiblanca y a las personas que nos transmitieron los valores del Atleti. Mi primer recuerdo del estadio del Manzanares (que así se llamaba entonces) coincide con una de mis primeras visitas a Madrid. Aún perviven en mi memoria aquellos enormes vagones del metro (con los años su tamaño se redujo, o quizá el mío aumentó) y la impresión que me produjo entrar al Calderón de la mano de mi abuelo y notar aquel olor a césped en aquel enorme coliseo en el que semana tras semana Luis Aragonés, Gárate o Ufarte deleitaban a la parroquia.


Aquello fue en marzo del 70 y el rival era el Pontevedra.  Al llegar a casa, mi abuela me preguntó por la experiencia. Mi respuesta de chico aplicado fue inmediata: “hemos ganado dos a cero”. Su reacción, no menos inmediata, quedó para siempre en mi memoria: “¿Sólo…?”.

Después vinieron las colecciones de cromos, las alineaciones aprendidas a fuerza de ver partidos, aquellos “RodriMeloJayoCalleja” y “UfarteLuisGárateIruretayAlberto”, aquellos años juveniles de socio en el (entonces ya sí) Vicente Calderón, los partidos de las cuatro y media de la tarde, aquel personaje que subía y bajaba las escaleras al grito de “copadeeeeecoñac”, las carreras melena al viento del “ratón” Ayala o aquel inolvidable debut de Pereira y Leivinha contra el Salamanca en el 75 y también, cómo no, aquel lejano callejón en el que el tío Manolo aparcaba indefectiblemente su coche cada semana.


Cada uno de nosotros guardamos, como nuestro más íntimo patrimonio, esos recuerdos que explican lo que somos y nos transportan en el tiempo. Pero hay que volver a lo de hoy, a vivir un presente esperanzador en el que los éxitos deportivos son compatibles con los valores del esfuerzo, el inconformismo, el trabajo, la rebeldía. El nuevo estadio supondrá sin duda una magnífica oportunidad de crecimiento deportivo, social y de eso que hoy llamamos “la marca”, pero en nuestra memoria quedará para siempre ese lugar a orillas del Manzanares donde hemos disfrutado algunas de nuestras mayores alegrías (algunas notables decepciones también hemos sufrido, pero esas quedan selectiva y convenientemente apartadas en estos momentos en que recapitulamos nuestra Historia).

Aún no nos hemos ido y ya lo añoramos. Y es que, como decía Sabina, “Paseo de los Melancólicos, Manzanares… cuánto te quiero”.


Francisco Leal Palazón
Socio de @BenditalocuraAt 

miércoles, 17 de mayo de 2017

En el día de su cumpleaños... Armando Ufarte

Por Jose Alberto López


José Armando Ufarte Ventoso, este es su nombre completo, nació en Pontevedra el 17 de mayo de 1947. La difícil situación de la posguerra española hace que sus padres emigren a Brasil siendo él un crío. Allí crecerá, en las calles y playas de Río, jugando al fútbol con estilo y técnica brasileña.

Aunque creció como un brasileño más no perdió su nacionalidad española, de hecho, cuando de jovencito jugaba en aquel país se le conocía como “el espanhol”. 



Su nombre empieza a sonar en España tras su paso por Flamengo y Corinthians. De hecho estaba en la agenda del Real Madrid, que hace gestiones para contratarle. En aquel entonces sólo podía haber dos extranjeros por plantilla. El secretario técnico del Madrid, Antonio Calderón, realiza una consulta a la Federación Española de Fútbol  cuyo secretario general, Andrés Ramírez, le contesta en una notificación que Ufarte debe ocupar plaza de extranjero. El Madrid ya tenía en su plantilla al francés Muller y al brasileño Evaristo, por lo que renuncia a su contratación. Ante el error federativo y conociendo que la única nacionalidad del pontevedrés es la española, Víctor Martínez, secretario técnico del Atlético reacciona y aprovecha para fichar a Ufarte.

Quien parecía destinado a formar pareja gallega con Amancio en el ataque del Madrid, terminó encandilando a la afición colchonera unas veces con Mendonça, otras con Luis. Sus galopadas por la banda derecha aún las recuerda una parte importante de la veterana afición rojiblanca. 

Equipo que derrotó 1-0 al Deportivo de La Coruña en el Metropolitano el 4/10/1964, con Madinabeytia, Griffa, Ramiro, Ruiz Sosa, Calleja, Rivilla, Ufarte, Luis, Mendonça, Adelardo y Collar.

Con el Atleti ganó tres Ligas y dos Copas. Jugó 323 partidos y marcó 33 goles. Entrenó al equipo en la temporada 1987-88. Fue segundo de Luís, su gran amigo, en la selección española que logró la Eurocopa de 2008 y él mismo lució la camiseta nacional en 16 ocasiones marcando 2 goles… pero eso son historias para otro día.

Jose Alberto López Fernández

domingo, 14 de mayo de 2017

El lugar donde fui y soy feliz

Por Julio Orozco


Hola amigos rojiblancos.  Una de las pretensiones de este blog es saber lo más posible de éste nuestro club "único" y creo que nosotros como jugadores podemos aportar algo diferente.

Lo primero que quiero decir, es que estoy enormemente agradecido por haber nacido con ese “don” para jugar al fútbol, porque yo soy de los que piensan que el futbolista nace y después se perfecciona, ahora más que antes, ya que ahora hay escuelas de fútbol desde los 4 años. Precisamente el pasado jueves coincidí con Manolo Clares en Gandía porque celebraron el 50 aniversario de la inauguración del campo de equipo local, llamado "Guillermo Olagüe", donde jugamos los dos, y me dijo que ahora, lo que hacía era enseñar a niños de 4 años.

¿Por qué creo que el jugador nace? Sencillamente por mi experiencia. Yo soy de un pueblo de Toledo, Yuncler, de apenas 2000 habitantes. Jugaba con mis amigos en las calles y más tarde en el recreo del colegio de los escolapios de Getafe. Nunca nadie me dijo cómo tenía que dar al balón ni como saltar ni como desmarcarme, ni había tanta TV para fijarte. Pues bien, en la temporada 64/65, con 16 años (ahora algunos niños de esa edad llevan ya diez entrenando), hicieron un equipo de juveniles en mi pueblo y  jugué 6 partidos; sólo 6 partidos porque inmediatamente se presentaron los ojeadores del Atleti y del Madrid para que me fuera con ellos. Los dos me hicieron la prueba, los dos pujaron, y YO DECIDÍ ATLÉTICO DE MADRID. Con eso quiero decir que a mí no me enseñó nadie hasta ese momento. Después sí, entrenas, perfeccionas el toque, la técnica, coges fuerza...

Una vez dada mi opinión (que quizá algunos no compartáis) contaré algunas cosillas que son parte de lo he que vivido y disfrutado con el fútbol y con el club.


Llegué al Atlético de Madrid en el año 1964, año en que también llegó gente tan importante como D. Vicente Calderón, el Dr. Enrique Ibañez, Luis Aragonés, Armando Ufarte, Ruiz Sosa, Colo…. pasé de estar jugando con 50 al mismo tiempo en un pequeño campo del colegio, a una semana después jugar en el Metropolitano, ante la gente que unos días antes admiraba. Tenía en frente a Griffa, que me dabas unos “tarantanes” que para qué, pero era inmensamente feliz, allí estaban Madinabeytia, Calleja, Collar, Ramiro, Adelardo, Ufarte, Luis, Mendoza... y yo allí con sólo 16 años.

El primer partido que vi en el Metropolitano no pudo ser más especial, hasta tal punto que los aficionados saltaron al campo para sacar en hombros a Mendoza, después de haber hecho un espectáculo de partido y de goles. Seguro que muchos lo recordáis o lo sabéis, porque hace ya 53 años.

También puedo alardear de haber jugado el último partido en el Metropolitano, en mi última temporada de juvenil. Y unos meses después, de haber hecho de conejillo de indias inaugurando las luces del Calderón con el equipo amateur.

La nota "negativa", es que no tuve suerte en mis 5 años en el primer equipo, primero porque coincidí en el equipo con D. EULOGIO GÁRATE (difícil quitarle el puesto a alguien de su calidad), y segundo, más en en serio, porque tuve tres lesiones importantes de 4, 8 y 10 meses, lo que hizo que solo tuviera dos temporadas sin lesiones en las que jugué con bastante regularidad, incluso estando Gárate. Fueron las temporadas 70/71 y 71/72.



Pero, a pesar de ese corto periodo en la vida del club, tuve la suerte de pasar a la historia por haber marcado el gol 2.000 del Atleti en liga y por haber marcado 4 goles precisamente en el partido 1.000 del equipo también en liga. Por cierto, como curiosidad, el gol 1.000 (que marcó Escudero) y el 2.000 (que marqué yo) fueron en el mismo campo (Balaidos), contra el mismo equipo (Celta de Vigo) y con el mismo resultado: 3-2 en contra.

Como imaginaréis son muchas las anécdotas en la vida de un futbolista. En este momento se me ocurre contar una de esas que pasan en los vestuarios. Tres días antes del partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa 70-71 (contra el Cagliari) jugábamos contra el Real Madrid en liga. En el primer tiempo perdíamos 0-2 y, en el vestuario, Marcel Domingo me dijo "sal ahí y si ganamos el partido, el miércoles juegas contra el Cagliari". Sólo conseguimos empatar 2-2, así que el partido de octavos lo viví desde el banquillo y curiosamente no hizo ningún cambio.    

No puedo ni quiero dejar de hacer mención a los años de vida que di a mi padre por llegar a jugar en nuestro Atlético. Cuando él tenía 45 años y yo 18, le detectaron un cáncer. Yo siempre he creído que los 30 años que siguió disfrutando de esta vida, fue gracias a esa "medicina de ilusión" que tuvo con mi carrera deportiva.


Ahora que se cierra nuestro estadio sólo puedo decir de él que, como jugador, es la casa donde fui feliz cumpliendo mis sueños y, como aficionado, es la casa donde cada domingo junto a mis hijos y mis nietos soy feliz soñando.

Mi más sincero reconocimiento a esta Bendita Locura y al Chat que la precedió.

Un abrazo para todos y NUNCA DEJÉIS DE CREER.

Julio Orozco Martín
Jugador del Atlético de Madrid 1968-73

viernes, 12 de mayo de 2017

Juan Gómez de Lecube: el futbolista que se convirtió en espía

Por José Alcázar


Juan Gómez de Lecube es un caso especial dentro del fútbol. Muchos jugadores cuando se retiran como futbolistas siguen ligados a este deporte de una u otra manera. Algunos como técnicos, otros como directivos, comentaristas, etc… Otros desarrollan profesiones al margen del balón, pero ninguno cambió tan radicalmente de actividad como el protagonista de esta historia, que de futbolista se convirtió en espía durante la II Guerra Mundial.

Juan Gómez de Lecube fue un extremo derecha velocísimo, uno de los más rápidos en la carrera por la banda. Solía cubrirse la cabeza con un pañuelo, quizá para ocultar una calva prematura. Nació en Ribadeo, el 12 de mayo de 1902. Tras jugar en la Real Sociedad y Gimnástica de Torrelavega, arribó en el Celta para defender la camiseta celeste en la campaña 1927-28, consiguiendo ganar el Campeonato Regional gallego de ese año.

La temporada siguiente fichó por el Atlético de Madrid, donde estuvo dos campañas, anotando dos goles en los 24 partidos de liga que disputó. En 1930 se retiró como futbolista.


A partir de aquí poco se conoce de la vida de Juan Gómez de Lecube hasta que en 1942 fue arrestado en la isla de Trinidad por agentes británicos, acusado de trabajar en España e Hispanoamérica para el Servicio de Información Alemán en el Extranjero, conocido como ABWEHR (Amt Auslandsnachrichten und Abwehr), que era el organismo que se encargaba de recabar información para la Alta Comandancia del Ejército alemán (OKW).

Gómez de Lecube fue deportado a Gran Bretaña e internado en un campo al que llevaban a los prisioneros acusados de espías,  el "Campo 020", un lugar donde se alojaban otros veinticinco espías españoles.

El campo 020 estaba situado en la ciudad de West Ham. Allí fue interrogado durante semanas para que reconociera su afiliación al ABWEHR pero, a diferencia de sus compatriotas, nunca admitió su participación en la inteligencia alemana, a pesar de que las evidencias de ello eran abrumadoras. Aunque no admitió su labor como espía, estuvo retenido en ese campo hasta 1945. Durante este tiempo envió cartas al embajador español, al Ministro de Interior británico e incluso al rey Jorge VI reclamando su liberación, que no fueron atendidas.

Acabada la II Guerra Mundial, el gobierno español consiguió la liberación de los presos espías del campo 020. Gómez de Lecube  fue trasladado a España en septiembre de 1945.



Y aquí comienza una nueva etapa en la vida de Juan Gómez de Lecube, esta vez ligada al fútbol. En 1950 obtuvo el título de entrenador y llegó a dirigir a varios equipos de la Segunda División, como el Lleida (1951-52)¸ Sant Andreu (1952-53) o Condal (1959-60) y de la Tercera División (Hospitalet en la campaña 1961-62).

El 2 de mayo de 1966, Juan Gomez de Lecube  falleció en Barcelona. Fue el final de una de las vidas más azarosas del fútbol español.


José Alcázar

martes, 9 de mayo de 2017

Una entre cien

Por Fernando Llopis


Cada vez más hundido en el sofá, no puedo apartar la vista sobre el resultado que muestra la televisión, mi “Atleti” pierde tres a cero. Mi mujer, entonces mi novia, me dice que por qué no salimos a dar una vuelta, que sólo hay una probabilidad de uno entre cien de ganar y que lo más fácil es que nos sigan marcando goles. Pero no me gusta dejar los partidos a medias, ni cuando ganamos, ni cuando perdemos. Empieza la segunda parte y la locura se desata en el Calderón, de pronto el Atleti se pone 2 a 3 y lo que era improbable hace unos minutos simplemente ha pasado a ser posible. El milagro sucede y se empata el partido, el empuje deja paso a los nervios ante la posibilidad de perder un partido que todavía sigue en juego.

Todo se complica cuando, en una decisión que nadie entiende, el árbitro expulsa a uno de los jugadores del Atleti. Faltan escasos minutos y Romario cae en el área. Mi mente procesa rápidamente el futuro, inevitablemente el árbitro pitará un penalti que nos dejará como tantas otras veces nadando ferozmente para acabar muriendo en la orilla.

Pero no es así, y la pelota acaba en los pies de un polaco de nombre Kosecki que inicia una carrera que parece no tener final. Uno tiene tiempo de pensar en todo. A su izquierda el hoy director deportivo del club, Caminero, le sigue, sacando fuerzas de no sé dónde. El polaco se la pasa a Caminero que chuta haciendo imposible la estirada de Zubizarreta. Acabamos mi padre y yo abrazados y deseando que se acabara aquello cuanto antes.



Son muchos años de atlético, que me impiden olvidar unas cuantas gestas gloriosas, así como algunos desastres muy dolorosos. Es muy posible que el miércoles no tengamos ninguna opción de ganar al Madrid en la semifinal de la Champions. En cierta forma, quizá tenga menos importancia de lo que parece, llegar a donde hemos llegado ha sido un logro y en el fondo es nuestro sino: luchar, caer, volverse a levantar.  Nos hemos caído tantas veces que ya no podemos contar las que nos hemos vuelto a levantar y ahí estamos, con una afición que durante quince minutos y tras una dolorosa derrota frene al Madrid y una ajustada victoria, sigue animando al equipo. Parece impensable que eso pudiera pasar en nuestro club vecino.

Aquel día frente al Barcelona, un amigo, también del Atleti apagó la tele en el descanso y se perdió algo que para mí ya es imborrable. Era una entre cien y aquel día salió una. Es muy probable que el miércoles salga una de esas noventa y nueve, pero, por si las moscas, yo prefiero que ese día me pille en el Calderón. Qué quieren que les diga, es el Atleti y si tenía miedo que el Leverkusen nos remontara ¿porque no pensar que podemos darle un susto a los del Madrid?

Fernando Llopis Pascual
@fernandollopis

jueves, 4 de mayo de 2017

Ser del Atleti es ser diferente

Por Vicente Magro


Sabemos que somos diferentes del resto de aficionados de clubes deportivos. Y lo sabemos porque no ha sido fácil atravesar la andadura del desierto que nos ha tocado pasar hasta que el Cholo Simeone regresó a la estructura del atlético de Madrid. Porque no ha sido fácil estar en segunda división. Y pese a ello llenábamos el estadio del Vicente Calderón para apoyar a aquel equipo donde empezaba a despuntar el Niño Torres y que aspiraba a regresar a nuestro sitio con aquella imagen de Kiko en el infierno y del Mono Burgos saliendo de una alcantarilla.

Desde aquella época hasta ahora en la que estamos jugando rondas finales de Champions League como quien cose un botón de una camisa, ha pasado tiempo. Justo el mismo en el que Simeone implementó en nuestro equipo el lema de "Nunca dejes de creer", que ha impregnado camisetas, banderas y se ha insertado en el ADN del ser atlético.


Hoy se nos conoce en todo el mundo como el equipo del partido a partido, como el equipo que no se rinde, como si fuéramos esos 300 espartanos que no tenían miedo a nadie. Y también porque nos hemos metido entre Madrid y Barça rompiendo esa rivalidad entre ellos, moleste a quien moleste. Se acabo la liga de dos. Y se acabo la Champions de los poderosos. 

Molestamos en un universo de dinero y de poder establecido, pero por nuestro trabajo y esfuerzo, por nuestra fe en la victoria y porque sabemos que el trabajo nos lleva a aquella. Sin que tengamos ayudas. Sin que nuestro presupuesto sea como el de otros que reciben mucho más dinero, pero administrándolo de otra manera con una excelente capacidad de gestión. Nuestro Atleti ha sabido ensamblar la parte administrativa con la deportiva. Y ahí está la clave del éxito. Mezclar deporte y despachos y hacerlo desde la humildad del buen hacer. Desde la profesionalidad y honradez que supone ser del Atlético de Madrid. Y desde el cambio que nos ha devuelto la sonrisa después de un largo túnel. Sin embargo, cuando estuvimos en el infierno seguíamos poniéndonos nuestra camiseta rojiblanca porque la llevamos bien dentro y porque nos sentimos diferentes y estamos orgullosos de ello. ¡Forza Atleti!   

Vicente Magro Servet

lunes, 1 de mayo de 2017

Corría el año 1976… y un árbitro expulsó a Gárate

Por Damián Muñoz

Corría el año 1976, y el 2 de mayo se jugaba la jornada 32ª del Campeonato Nacional de  Liga de la temporada 1975/1976. Faltaban tres jornadas para que la temporada llegara a su final y el campeonato aún no estaba decidido. Tres equipos tenían posibilidades de ser campeón: el Real Madrid, que marchaba en primera posición, el Atleti, que era segundo, y el Barcelona. 

La referida jornada 32 era muy importante y dos partidos resaltaban sobre el resto, el que jugaban el Real Madrid y el Barcelona en el Santiago Bernabéu y el que disputaban el R.C.D. Español y el Atlético de  Madrid en el Estadio de la Carretera de Sarriá. Dependiendo de los resultados de ambos partidos, y teniendo en cuenta que en la última jornada se jugaba un Real Madrid - Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu, la liga podía dar un giro de 180º o bien quedar sentenciada a falta de dos jornadas para el final. Pero corría el año 1976 y aquellos eran tiempos que anunciaban cambios en la sociedad española  y, por consiguiente, eran complejos y poco previsibles, lo que hizo que el desarrollo de la jornada liguera no fuera el habitual de un domingo cualquiera.


El 20 de noviembre de 1975 había fallecido Francisco Franco, anterior Jefe del Estado, y las autoridades del momento temían que la celebración del 1 de mayo, Fiesta del Trabajo, trajera aparejada manifestaciones y reivindicaciones de los partidos políticos y de los sindicatos, aún en la clandestinidad, dado que la Ley para la Reforma Política fue posteriormente aprobada el 18 de noviembre de 1976 por las Cortes franquistas.

La Federación Española de Fútbol, siguiendo las indicaciones del Gobierno de la nación, programó los dos partidos, que concitaban el interés de los aficionados, en horarios excepcionales y con televisión en directo, hecho totalmente inhabitual en aquella época, para el viernes día 30 de abril, en horario nocturno, el Real Madrid – Barcelona, y para el sábado 1 de mayo, en horario de tarde, el Español – Atlético de Madrid, respectivamente.

Como el resultado en el Santiago Bernabéu fue de 0-2 a favor del Barcelona, con goles de Rexach y de Heredia, el partido de la Carretera de Sarria adquirió una gran importancia para el desenlace del campeonato y el Atleti se presentó en Barcelona, aquel 1º de mayo  tan atípico, dispuesto a conseguir en el terreno de juego lo que la Real Federación Española de Fútbol le estaba negando a lo largo de toda la segunda vuelta del campeonato. 

El Club había planificado mal la temporada y los fichajes de los brasileños Ivo y Sena no cubrían las expectativas de los aficionados, pero la deslumbrante actuación de Pereira y Leivinha en el Trofeo Carranza, con un repaso en toda regla al Real Madrid, y su posterior fichaje por el Atleti cambió radicalmente la situación. Desde la penúltima posición en la tabla de clasificación, en la jornada 3 del campeonato, hasta alcanzar el liderato en la última jornada de la primera vuelta, 1-0 al Real Madrid, con gol de Leal, transcurrieron 14 jornadas. Fueron unos meses brillantes donde se consiguieron 11 triunfos, algunos de ellos imborrables de la memoria de los colchoneros, como el 4-1 al Salamanca, en el debut de los nuevos ídolos (con tres goles de Leivinha); o el 3-4 en Granada, donde se marcó el cuarto gol estando el Atleti con diez jugadores por la expulsión de Panadero Díaz, remontando un 2-0 inicial. Todo era ilusión y optimismo en  la hinchada rojiblanca, que nuevamente veía ante sus ojos un equipo campeón.  

Está claro que la consecución del título de campeón de invierno y la consolidación del liderato en la primera jornada de la segunda vuelta despertó a los poderes fácticos federativos y a partir de ese momento todo fueron inconvenientes,  adversidades en forma de lesiones graves, como la de Fraguas en Salamanca, donde fue salvajemente cazado, con rotura de tibia y peroné, o la de Luis Pereira en la rodilla, y arbitrajes descarados en contra del Atleti. La situación llegó a tal punto que D. Vicente Calderón declaró públicamente sus sospechas sobre las parciales actuaciones arbitrales, señalando: “Tenemos absoluta desconfianza y pedimos una investigación”.

Así se llega a la antepenúltima jornada, y al referido 1 de mayo de 1976, donde el Atleti es nuevamente atracado por la actuación arbitral, pierde 1-0, y en el que tuvo lugar el mayor oprobio e insulto a la inteligencia que se ha podido dar en un terreno de juego. Un árbitro llamado Guruceta (designado para los partidos importantes por el Presidente del Comité Nacional de Árbitros, José Plaza), posteriormente acusado de corrupción por la UEFA, tuvo la desfachatez de expulsar del campo al delantero modélico, al jugador más correcto y educado que ha pisado un terreno de juego, al ingeniero del área, a nuestro querido José Eulogio Gárate. Dos tarjetas amarillas dieron con nuestro nueve en el vestuario. La primera por reclamar un clamoroso penalti cometido sobre Leivinha y la segunda, gravísimo delito, por mover los labios, que Guruceta interpretó, desde el centro del campo y a más de treinta metros de distancia, como desconsideración a su persona. Todo ello consecuencia de que el referido colegiado, muy alejado de la jugada, hubiera señalizado un fuera de juego inexistente al propio Gárate, que encaraba en solitario el área del Español, con el linier dando validez a la jugada.


Ante semejante ultraje, Leal llegó a comentar que les habían robado la liga jornada tras jornada, el Atleti termina el campeonato en tercera posición.

 Casi dos meses después, el 26 de junio el Atleti se proclama Campeón de Copa, trofeo que obra en propiedad del Club, al ser la última Copa del Generalísimo que se disputaba, con gol de Gárate, el último de su grandiosa carrera. El hongo que lo retiraría ya estaba en el interior de su rodilla, desde el partido con el Elche, jugado el 1 de febrero de 1976.

El 3 de julio de aquel año Adolfo Suárez fue nombrado Presidente del Gobierno por el Rey Juan Carlos, y a partir de ese momento se precipitaron los acontecimientos. Llegó la llamada transición a la democracia y con ella las primeras elecciones democráticas en junio de 1977. Un mes antes, el 15 de mayo, el Atleti ganó la Liga en el Santiago Bernabéu, 1-1, con gol de Rubén Cano, pero esas son otras batallas y otras historias.



Damián E. Muñoz Flores