domingo, 30 de diciembre de 2018

Asamblea y comida anual de la Peña Bendita Locura

Hoy presentamos el fantástico montaje de vídeo que nuestro peñista Carlos López ha hecho como recuerdo de la inolvidable jornada que vivimos en la celebración del 2º aniversario de nuestra peña. ¡Gracias, Carlos!

domingo, 23 de diciembre de 2018

El 4-3 de la temporada 93/94 en el Atleti- Barça

Por Miguel González

Todo aficionado al fútbol considera al club de sus amores como el más único y especial, en el caso de los atléticos hemos vivido tantos episodios rozando el surrealismo -hasta el punto de que Woody Allen hubiera rechazo los guiones por absurdos- que aseverar que en cuanto a rareza y originalidad no nos gana nadie nos sale de forma natural y espontánea.

Este deporte no es una ciencia matemática, no siempre se cumple lo del 2+2=4, pero sí que es cierto que en el largo plazo pocos valores se alejan de la media ponderada. Pues bien, el Atlético de Madrid siempre ha desafiado a la lógica, capaz de lo mejor y lo peor en términos absolutos, ganando por mayoría aplastante el título oficioso de equipo "revientaquinielas".

Sí, se puede decir que nos va la marcha, si ganamos una Liga somos capaces de pinchar en casa con el colista, si bajamos a Segunda asaltamos la banca triunfando en el Bernabéu (dentro de una maldición gitana como locales en los derbis que nos perseguirá 2 decenios).

En el caso que vamos a tratar, por el botín práctico no se igualó tamaña gesta, siempre nos pone más palote ganar al de la acera de enfrente que a sus archienemigos. Pero por las maneras y el contexto estamos ante uno de los partidos más apasionantes y bizarros que haya vivido el club en sus más de 100 años de historia.

Vamos a situar al lector. Retrocedemos al año 93, atrás ha quedado la trigo inflada azucarada "Quinta del Buitre", el Dream Team de Cruyff es una apisonadora a nivel nacional y está considerado el mejor equipo del continente, aunque "sólo" lo haya podido refrendar en una ocasión, todo ello sazonado con un juego exquisito, para los paladares más exigentes, juego directo, de primer toque. Un bloque formado por el núcleo de la selección española pero sobre todo reforzado con extranjeros, por entonces máximo de 4 por equipo, que están entre los 10 mejores del planeta.

Por lo que nos toca somos un equipo en reconstrucción tras una temporada en la que hemos dejado de ser la segunda potencia nacional, ya no queda nada del equipo de Luis que en el 92 bien pudo ganar los 3 títulos gordos que disputó.

Con Jesús Gil en la presidencia la contratación de jugadores no obedece al clásico míster pídame que yo se lo traigo. Nada más lejos de realidad, los proyectos de Gil son compras 3x2 de Carrefour o llévese un Kiko y le regalamos un Quevedo. Un tercio de la plantilla es nueva y pese a que algunas contrataciones apuntan maneras pagamos el peaje de la inadaptación en el primer tramo de la temporada.

Un inicio titubeante que ha hecho que nuestro presi ejerza de Calígula cortando la primera cabeza en la dirección. En Europa no abandonamos nuestro sello de equipo peculiar, una primera eliminatoria ante un equipo escocés en el que milita el que seguramente sea el primer jugador en salir del armario: Fashanu, y la ida de una vuelta ante el OFI sobre la que nos espera un atraco deleznable.

Llegamos a la 9ª jornada del campeonato doméstico, sábado por la noche, Vicente Calderón. Como oponente un equipo que tal es su potencial que tiene que dejar en la caseta al que no tardará en recibir el Balón de Oro (Stoichkov), por entonces un trofeo medianamente serio. Un oponente que impone mucho respeto con futbolistas en el once como Romario, Laudrup o Guardiola.

Vamos a tener que jugarnos los cuartos con gente como Pedro (nombre futbolístico así a secas, como el novio de Heidi), Quevedo o Kosecki, jugador que vino con la etiqueta de nuevo Futre pero será una copia más falsa que las zapatillas del Rastro Mike, Universe o Beebok.

Rueda el esférico, el Barça literalmente se siente como en un entrenamiento en el Mini Estadi. Romario le está haciendo un verdadero traje a Solozábal y de forma periódica y constante nos casca un gol en el 14,24 y 34. Pudo caer alguno más con una madera salvadora y nos vamos al vestuario con el rabo entre las piernas. Como el espía raptado por el enemigo nos sentimos con ganas de tragarnos la pastilla de cianuro para que la tortura termine cuanto antes.

Llueven las almohadillas en la grada, la impaciencia se agota, a muchos seguidores se les pasa la idea de largase a su casa y dejar de pasar frío, los telespectadores estamos en situación similar: ¿Y si le dan morcilla al partido y ponemos Informe Semanal?

Como llevamos en el ADN el masoquismo decidimos aguantar... total, si los 2 puntos se van a perder.

Pero el Dream Team comete un terrible error, algo que hizo que ese equipo "sólo" ganase una Champions y que ante un Madrid Random de Benito Floro las pasase putísimas para ganar la Liga, su talón de Aquiles fue su exceso de confianza. El Atleti está moribundo, sólo hay que darle el golpe de gracia, o bien cansarlo para que muera desangrado o por puro agotamiento.

Fruto de la relajación culé el Atleti comienza con un arreón en plan de perdidos al río y casi de forma inmediata cobra pieza. A los 2 minutos del segundo asalto Kosecki establece el 1-3. Raudo lleva el balón al centro del campo, la imagen no deja de producir cierta sorna porque la remontada sigue pareciendo poco más que un milagro.

El Atleti, que no anda sobrado de talento, es más fe que juego, pero se haya en la fase esa que no tiene nada que perder y se quita todos los complejos iniciales. En el 57 se produce una falta, aparentemente poco peligrosa, nuestros lanzadores, una vez que nos dejó Schuster, comparados con Koeman es como comparar una escopeta de feria con un Winchester.

Pedro va a ejecutar el libre directo, Zubizarreta , que en esos momentos es un portero que si defiende la portería de la selección es por el capricho de Clemente, se la come con patatas. El gol ha sido un verdadero churro, pero lo que cuenta es que el Atleti se ha puesto a un solo gol de la igualada. Un punto en lo práctico poco nos sirve para enderezar nuestro curso liguero, pero dadas las circunstancias de conseguirlo sabría a gloria.

Cruyff, que si bien fue un genio también en la dirección, es asaltado por su típico cagómetro en las situaciones May Day. Retira inmediatamente a su jugador de creación más talentoso, Guardiola, para dar entrada a un viejo conocido, Juan Carlos, pero que dificultará mucho más la conducción azulgrana.

Los nuestros están irreconocibles, una muestra de entrega y coraje que hace que estén tuteando al mejor equipo de Europa, la sensación no es otra que "mamones si jugaseis así todo el año...". El empate se masca, hasta que a poco más de un cuarto de hora de la conclusión Kosecki, en lo que seguramente sea su mejor definición como colchonero, establece la igualada.

La Caldera enloquece, el público está literalmente enajenado, se ha llevado a cabo un imposible, que piten ya porque ese punto nos hace los más felices del mundo, tal felicidad instantánea no se puede superar... o tal vez sí...

Vamos a recordar a los menos boinas verdades que estamos en pleno auge de la Saga Jurassic Park. Steven Spielberg asola los escaparates de las jugueterías con su merchandising.  El Atleti va a emular a los dinosaurios protagonistas de esa primera entrega en el asalto final del combate:

Kosecki va a ser el rapidísimo Velociraptor, López va a emular al Dilofosaurio y si se tercia le soltará un lapo a Romario, y para dar la puntilla Caminero se convertirá en un destructivo Tiranosaurio Rex.

Una vez hemos hincado el diente a nuestra presa queremos más, pese al resultadazo que supone el empate no estamos saciados. Por desgracia sufrimos la expulsión de Pirri y la hazaña ahora sí que parece fuera de órbita, remontarle a este Barcelona con uno menos es ya para despertarse del sueño.

"Cacho" Heredia de modo sensato opta por retirar a Manolo de la delantera y por meter a un jugador de brega como Pizo Gómez. Los catalanes reciben un baño de agua caliente y reaccionan, dándose cuenta de que realmente arrancar los 2 puntos del Calderón es tarea sencilla a poco que se apliquen, tiempo habrá de corregir errores.

Ahora nos toca achicar agua, el Barça aprieta y fruto de ello en las postrimerías del choque se produce un penalti bastante claro sobre Romario que López Nieto decide no señalar, por una vez el del pito nos favorece en choques a cara de perro.

El conjunto catalán ha dejado tan desguarnecida su retaguardia que por simple conducción nos podemos plantar en la portería de Zubizarreta. Kosecki sube la bola en línea recta hasta 3/4s de campo. Hemos retirado al resto de delanteros pero ello va a propiciar que se incorpore al ataque un jugador que, en contra de lo que era el pensamiento general, en espacios abiertos era rapidísimo. No es otro que don José Luis Pérez Caminero.

Al de Leganés le va a quedar el balón franco, llega casi sin oxígeno de la galopada que lleva en el cuerpo, la cruza... y al balón va al fondo de las mallas. 4-3, salta la publicidad y acude a celebrarlo con el Frente Atlético. Se produce en esos momentos en el aficionado colchonero la sensación esa de "me puedo morir tranquilo", a ver quién supera esto. Otros podrán ser más guapos y ricos pero momentos como el que acabamos de vivir justifican una temporada en la que nos iremos de vacío y sufriremos para salvar la categoría.

El partido fue un sábado noche, pero tal fue la que liamos que el lunes por la mañana en el Insti la vikingada no tuvo más remedio que rendirnos pleitesía. Poco duraría la alegría en casa del pobre, no tardaría en llegar otra injusta eliminatoria copera ante ellos. Pero esos instantes con tu enemigo hincando la rodilla y besando tu guante te quedan marcados para siempre.

Lo vivido aquella noche en La Caldera fue un orgasmo deportivo y la confirmación de que el Atlético de Madrid es un equipo ÚNICO.

Hasta la próxima queridos lectores 😊


Miguel González
Autor del "Anuario de un doblete"

domingo, 9 de diciembre de 2018

Nunca os enfadéis cuando hagáis una crítica

Hoy publicamos un artículo de Angeles Ortiz, en el que se recoge su opinión sobre el tipo de relaciones que deben imperar entre los aficionados al deporte en general y al fútbol en particular, resaltando la concordia, el respeto, la educación y eliminando las criticas negativas.


“ Nunca  os enfadéis cuando hagáis una crítica “, decía con acierto el Padre Bartolomé Vicens. Gran director espiritual, Dominico  sin parangón, ya en ese tercer anfiteatro, donde presiden las almas purificadas por el salto a la otra vida. “No enfadaros , cuando seguros de vosotros mismos,  queráis trasladar la magia de vuestra razón. Si lo hacéis, no solo se romperá, si no que la perderéis “ .

¡¡ Que difícil resulta !!  

Nos pasamos la vida asidos a una enorme lupa, buscando cualquier resquicio de falta; cualquier fallo o anomalía.  Desde luego no propia!  Ohhh, sería cruel, para nuestra autoestima.

Observamos , juzgamos , criticamos ... , normalmente con la excusa de corregir al otro para favorecerle. Maravilloso complejo de maestros , inconscientes de sus  errores !!

Algunos,  ya habrán pensado cuántas veces caemos en esas faltas. Cuánta energía perdida en rectificar la obra de los demás !! 

¿Somos conscientes de los malos ratos que nos proporcionamos?

Si vamos más allá del entorno familiar  y recorremos nuestros círculos de relaciones, nos daremos cuenta que el porcentaje mayor de intervención, está en las valoraciones a las conductas ajenas. Eso si, muy enfadados y sentenciosos. A que conlleva ? A que la mayoría, por no decir, prácticamente todas, caerán en saco roto.

No digamos ya, si lo extrapolamos al mundo del deporte ... es triste ver como algo lúdico, alegre y divertido, se convierte en un duelo de adversidades y pésimos deseos.

¿Condición humana imposible de reconducir? ¡Seguro que no !
La bondad mueve montañas y si añadimos humildad y autocrítica,  el resultado será  extraordinario.

Estas reflexiones tienen que estar presentes; deben formar parte de nuestra conducta y ponerla en práctica cada vez que haya un interlocutor con riesgo de ser vilipendiado. 

¿Cómo hacer llegar un mensaje con resultados positivos, desde la humillación o el descrédito? Imposible, se cae por su propio peso.

Hagamos de nuestro fútbol un enlace armónico, un intercambio de sentimientos, para convertirlo en lo que debería ser, un universo de bienestar y regocijo.

Luchemos por conseguir que algo tan atractivo, nos lleve a la paz y la concordia, haciendo que enriquezca las relaciones; que sirva, para unir y reunir,  a la gente de buena voluntad.

¿Seremos capaces ? ¡¡Vamos !!

Aúpa Atleti siempre.

Angeles Ortiz
Socia de @BenditalocuraAt

sábado, 1 de diciembre de 2018

Solamente una vez pagué una entrada en la reventa


Corría el año 1977, y en el Estadio Vicente Calderón, una tarde noche de finales de primavera, en concreto el 1 de junio, más de 70.000 personas se dieron cita en la Ribera del Manzanares para despedir al jugador más querido por la afición rojiblanca, al delantero centro que en una década de vino y rosas se había ganado el respeto de sus compañeros y de sus rivales, a la elegancia personificada en un terreno de juego, al ingeniero del área, a José Eulogio Gárate Ormaechea.

Cuando llegué a las inmediaciones del estadio, la aglomeración de gente era de tal proporción, que me costó trabajo acceder a las taquillas ubicadas en el Fondo Sur. Una vez alcanzado mi propósito me encontré con un cartel que decía “Localidades agotadas”. 

Como era socio del Atleti, desde que me vine a estudiar a Madrid un año antes, jamás había tenido dificultades para acceder al estadio y en ningún momento me había planteado pagar el doble de su precio por una entrada, y más teniendo en cuenta que era un estudiante becado y con pocos recursos. Superado el trance inicial, no tuve duda alguna, tenía que conseguir una entrada como fuera para despedir como él se merecía, al ídolo de mi infancia y adolescencia, al queridísimo Gárate.  

Aquella tarde noche del 1 de junio de 1977, en partido jugado contra una Selección Vasca, el Atleti rendía un merecidísimo homenaje a un jugador que, con el número 9 a la espalda, había marcado una época y que sobre todo se había ganado el cariño de grandes y pequeños.

Vestido de traje y con dos muletas para apoyarse, Gárate salto al terreno de juego del Vicente Calderón para, como capitán del equipo, recibir de manos del Presidente de la Federación Española de Fútbol, la Copa de Campeones de Liga de la temporada 1976/1977, recientemente finalizada. 

Desgraciadamente, esa temporada solamente pudo jugar unos minutos, en el partido disputado en el Vicente Calderón entre el Atleti y el Barcelona, 3-1 fue el resultado final, el día 24 de octubre de 1976. Saltó al campo en el minuto 76 sustituyendo a Rubén Cano, y ya nunca más se volvió a vestir de corto.

Hay que remontarse al 1 de febrero de 1976, donde, en partido televisado, se enfrentaron el Atlético de Madrid, entrenado por Luis, y el Elche, entrenado por Marcel Domingo. Ganó el Atleti 3-0, con gol de Gárate, en el minuto 21, y dos goles de Leiviña. 

En el minuto 12 del partido, una dura entrada del defensa del Elche, Indio, le produjo a Gárate un corte en la rodilla con un taco de aluminio. Gárate tuvo que abandonar el terreno de juego y bajar a los vestuarios para restaurar la herida, volviendo siete minutos después para, lanzándose en plancha, marcar de cabeza el primer gol del partido. Lo que parecía una caricia más, de las muchas que Gárate había sufrido en su gloriosa carrera, sería el principio del fin. 

Gárate finalizó la temporada jugando con normalidad, con alguna molestia en la rodilla a la que no se dio demasiada importancia, hasta tal punto que marcó el gol del triunfo en la final de la Copa del Generalísimo jugada contra el Real Zaragoza en el Santiago Bernabéu, 1-0 fue el resultado final. El gol de cabeza, lanzándose en plancha, marcado a Junquera  fue su último gol con la camiseta del Atleti. En ese partido el defensa Heredia, para no ser menos, también acarició la rodilla de Gárate, quien tuvo que bajar al vestuario para que se le volviera a reparar la maltrecha rodilla.

El caso es que al inicio de la siguiente pretemporada las molestias fueron aumentando y en una exploración el Doctor Ibañez detectó la presencia de un hongo en el interior de la rodilla. Los primeros tratamientos parecía que darían resultado pero desgraciadamente no fue así y todo se complicó, hasta tal punto que cuando, por fin, se consiguió eliminar el hongo, éste ya se había comido la rodilla y Gárate no volvió a jugar al fútbol.

Siempre recordaré al gran José Eulogio, con los brazos levantados, agradeciendo el cariño de todos los que asistimos al Vicente Calderón, aquella tarde noche del 1 de junio de 1977, en la que, por primera, y última vez compré una entrada en la reventa. 




Damián E. Muñoz Flores
Socio @BenditalocuraAt